Antoni Gaudí i Cornet fue un arquitecto español, conocido en el mundo entero por la peculiaridad de sus obras y sus edificios. Catalán de nacimiento, Gaudí vivió la mayor parte de su vida en Barcelona, donde recibió los encargos que hoy le hacen famoso mundialmente.
Su especial arte de crear formas y líneas diferentes en los edificios, y su mirada transgresora le ha hecho merecedor de su fama. Entre sus obras más famosas se encuentran la Basílica de la Sagrada Familia, la Casa Batlló o el Parque Güell, en Barcelona.
Y debido al hecho de que la mayoría de sus obras estén en Cataluña, es sin duda especial que existan tan sólo tres obras suyas fuera de allí. Dos de ellas, en la provincia de León.
Hoy conoceremos un poco más de las obras de Gaudí leonesas: Casa Botines y el Palacio de Gaudí.
Comenzada a construir en 1892, la Casa Botines fue un encargo de los leoneses Simón Fernández y Mariano Andrés, socios y propietarios de un almacén de tejidos y una casa de cambio en León, y sucesores de la empresa fundada por Joan Homs i Botinàs (de aquí el nombre de Botines). Éstos, mantenían relaciones comerciales con el empresario catalán Eusebi Güel, quien recomendó a Gaudí para llevar a cabo la construcción. El cometido principal del edificio sería el de actuar como almacén espacioso para sus negocios así como poseer grandes viviendas con el fin de alquilarlas a familias burguesas.
El edificio cuenta con siete plantas, divididas para el negocio, y viviendas, convirtiéndose así en el primer edificio de viviendas que diseñaba Gaudí en toda su carrera.
De estilo modernista, la obra de Gaudí está inspirada en el arte gótico medieval, adaptada a sus ideas transgresoras, libres y personales, lo que confieren a todas sus obras un aura especial.
Nos trasladamos hasta Astorga, en la provincia de León. Construido entre 1889 y 1913, el Palacio de Gaudí se diseñó como Palacio Episcopal, después de que el antiguo palacio ardiese en llamas. Debido a este infortunio, el Obispo de Astorga por aquel entonces, Don Juan Bautista Grau y Vallespinós (natural de Reus), propone a su paisano Antonio Gaudí para el diseño del nuevo palacio.
Las obras comienzan en 1889, pero después del fallecimiento del obispo en 1893, se paralizan debido a diferencias entre Gaudí y la Junta Diocesana, provocando la renuncia del arquitecto catalán y su marcha de Astorga.
El edificio se termina en 1913, sin mucho interés por parte de la Diócesis Astorgana. Posteriormente se utilizaría como cuartel y oficinas de la Falange durante la Guerra Civil Española. Finalmente, el Palacio termina siendo sede del Museo de los Caminos en 1964, continuando a día de hoy.
De estilo neogótico, Gaudí diseña este edificio con rasgos de castillo y palacete señorial, rodeado de un foso. En esta obra también se puede apreciar el indudable estilo que caracteriza a Gaudí y a todas sus obras, lo que hacen del edificio una obra digna de admiración.
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